Come on!

18 de junio de 2012

Por la manera en que cambiaste mis planes-

Llevan razón aquellos que dicen que la felicidad llega cuando menos la esperas. Que un día sin darte cuenta has encontrado la razón por la que dejar de fingir sonrisas, y por la que a veces dejas de dormir. Si, hablo de esa persona. Esa persona que conoces un día sin venir a cuento, y que sin más se ha hecho parte de tu vida. Quizá era cosa del destino conocernos, o quizá no, la cosa es que lo hicimos, y nada me hace más feliz ahora mismo.
Es despertarme y saber que vas a estar ahí, salir a la calle y tener la seguridad de encontrarme contigo, llegar a mi casa y poder escribirte.
Es todo, y a la vez se resume en nada. Amor. ¿Necesitas algo más? Te aseguro que yo no. Podría tirarme días enteros a su lado, que juraría que no me cansaría nunca. Si, no ha pasado más que una semana desde que empezó esta historia, pero la he vivido con tanta intensidad que juraría conocerle desde hace muchísimo más.
Y si hay algo que se, es que como tú, no hay ninguno. 

15 de junio de 2012

Sé que te quiero, simplemente lo sé, cuando te miro, y me estremezco, cuando me sonries, y me vuelvo loca, cuando me pierdo en tu mirada, cuando rozo tu piel, cuando escucho tu respiración que me pone los pelos de punta, cuando te veo, y mi corazón late más fuerte que nunca...
sé que te quiero como a nadie.

5 de junio de 2012

Improbable mejor que imposible.


Hace poco, leí que con 50 años habremos conocido a lo largo de nuestra vida a unas veinte mil personas. Haciendo una regla de tres, obtuve que un joven de 17 años, habría conocido aproximadamente a 6800 personas. Pongamos, que la mitad de esas personas, es decir 3400, son hombres, y la otra mitad, mujeres. Y supongamos que de esos 3400, solo un tercio están dentro del margen de edad en el que se incluyen todas las personas con las que podríamos tener una relación. Es decir, descartamos dos tercios, donde se encontrarían personas de las que nunca podríamos enamorarnos (familiares cercanos, ancianos…). Nos queda el siguiente número: 1133’3333… pero redondeando, pongamos unas mil. De todas esas personas, nos enamoraremos de una sola… estamos hablando de 1/1000. Y a su vez, esa persona, se enamorará de una sola entre 1000. De esta manera, la probabilidad de que la persona de la que uno se enamora sea precisamente la persona que se enamora de uno, es según las matemáticas 1/1000 x 1/1000, lo que es igual a una posibilidad entre 1.000.000. Así que, si se diera esa improbable situación de poder estar con la persona que quieres, si el destino ignorase 999.999 otras opciones y convirtiera esa probabilidad que había entre un millón, en un hecho, en una realidad… ¿qué sentido tendría no aprovecharla? ¿Qué más da lo que venga luego? ¿Qué importa lo complicadas que sean las circunstancias?
Si lo más difícil, lo que tenía una posibilidad entre un millón de ocurrir, ya ha ocurrido.

Nos encanta negar lo que es evidente al corazón.