Come on!

13 de julio de 2012

You're one in a million!

Cuando casi estas tocando una de tus metas. Cuando parece que vas a empezar a volar, alguien te quita las alas. Te sientes fuera de todas las posibilidades, te has quedado desesperanzada. Y entonces es cuando empiezas a envidiar a toda esa gente que va a cumplir sus sueños por ti, que ellos si van a poder alcanzar la meta. Su meta. Tu meta. La meta que no te han permitido conseguir. En ese momento te replanteas las posibilidades que tienes para lograr lo que quieres. Para alcanzar esa meta. Una entre un millón. Deseas con todas tus ganas ser esa una, destacar entre todos los demás. Y ahí vuelves a sentir esa envidia, envidia del que ha sido la excepción a todos los demás, de ese uno entre un millón. 
Sentir envidia es creer que uno tiene derecho a algo, que la vida nos debe algo y que es injusto que nos lo niegue. Pero la vida no nos debe nada, tenemos todo aquello por lo que hemos luchado. Y por todo lo demás, por lo que de verdad queremos hay que luchar. 

Ahí, la envidia se convierte en deseo, y el deseo en motor.

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