Hoy tus ojos no tienen color y la única foto tuya se me rompió, pero en el recuerdo que aún me queda de ti se vuelven azules. Empiezo a pensar que era verdad lo que dijiste un segundo antes de marchar. Y aunque en realidad yo no lo he pasado bien, te sigo esperando y yo, hoy camino por el agua que un día convertiste en vino, enseñándome el camino.
¡sabes mejor que nadie, lo mucho que te quiero!
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